Leonel Stone
En julio pasado, el Ministerio de Agricultura emitió el polémico instructivo Ordinario N.º 637, el cual instruyó la suspensión de la certificación de la subdivisión de predios rústicos que pudieran significar un cambio de destino de los lotes o una vulneración a la prohibición de los artículos 55 y 56 de la Ley General de Urbanismo y Construcciones. Desde entonces, distintos actores se han opuesto a tal medida, quienes han expresado argumentos de todo tipo, sobre cómo esto podría afectar al país. Sin embargo, casi ninguno se ha pronuncia acerca de los efectos adversos que produce el sector inmobiliario en la zona rural. En esta entrada del blog, hablaré de las externalidades negativas, y de cómo contribuyen al cambio climático.
Antes de entrar a enumerar y detallar las externalidades negativas, tenemos que considerar los siguientes antecedentes y hechos para poder tener un análisis lo más completo posible.
Lo primero es el fenómeno de la migración ciudad-campo[1]. Esta tendencia, inversa a la que ocurrió en el siglo anterior, ha provocado que las personas busquen una segunda vivienda, ya sea para acceder a una mejor calidad de vida o como una oportunidad de inversión. Lo anterior ha provocado una fuerte plusvalía en estos predios. A modo de ejemplo, solo en el 2021 ingresaron solicitudes 6.489 para crear nuevos lotes en Aysén[2], región que alberga a cien mil habitantes.
El segundo elemento son las limitaciones de la actual normativa. La normativa actual permite la subdivisión de predios hasta un mínimo de 0,5 hectáreas en aquellos terrenos que tienen aptitud agrícola, ganadera o forestal ubicados fuera de los límites urbanos. Lo relevante en este análisis es, por un lado, la aptitud agrícola, y por el otro, la ubicación fuera de los límites urbanos. Lo primero hace referencia tanto a las propiedades del uso del suelo como a su capacidad económica. Lo segundo, a que se encuentra ajeno de las regulaciones propias de cada comuna en cuanto al plan regulador. Por lo que estamos hablando de grandes extensiones territoriales, que solo se pueden realizar una reducida cantidad de actividades.
Por último, es necesario contextualizar el fenómeno de la migración ciudad-campo en el territorio. Chile se divide según la normativa actual entre urbano y rural. Con una superficie continental de 755.000 km², cerca del 80% de esa superficie se puede considerar rural[3]. Por su parte, la población que vive en lo rural corresponde al 11,4%, que se traducen en más de dos millones de personas[4]. Si miramos estos datos sin mayor análisis, uno podría pensar que es de toda lógica que exista esta migración a fin de que las persona puedan acceder a una mejor calidad de vida y a desconcentrar al país. Sin embargo, que se diga rural no quiere decir que en realidad dicho territorio tenga esa aptitud. Según Informe País, el 46% de nuestro suelo tiene una aptitud desértica, luego el 19% se considera en conservación (que corresponde conservación de flora y fauna), 18% como bosques, y el 17% restante se reparte entre suelos agrícolas, ganaderos, y ganadero-forestal. Por lo que es correcto afirmar que lo que menos tenemos en el país es terrenos con aptitud agrícola, y son justamente estos lugares los que hoy se están subdividiendo para la venta de parcelas de agrado.
Por lo tanto, se hace necesario señalar cuales son las consecuencias que trae el efecto de las parcelaciones en la forma y tiempo en que se están dando en la actualidad. A continuación, se presentarán algunos efectos adversos[5].
Externalidades negativas de la Parcelación masiva
1. Perdida del medio rural: Atendido a que la ubicación de los mejores terrenos con aptitud agrícola se centra desde el centro al sur de Chile, la parcelación ha provocado una disminución importante de la superficie de esta actividad económica. Desde el 2007 hasta la fecha, Chile cuenta con 57,6 mil hectáreas menos de cereales; 33,3 mil hectáreas menos de hortalizas y 22,6 mil hectáreas menos de leguminosas y tubérculos. Por otro lado, la disminución de masa ganadera es también relevante. El país ha perdido en el mismo período 1,3 millones de cabezas de bovino; 1,2 millones de cabezas de ovino y 557 mil cabezas de porcinos.[6] Esta disminución, que seguirá en aumento, perjudica directamente a las personas al tener menor ofertas de productos y exponernos a las variaciones del mercado internacional. Como país, nos alejamos cada vez más de los conceptos de seguridad alimenticia y Autosuficiencia alimentaria.
2. Daño al ecosistema: El boom de las parcelaciones trae consigo la pérdida de hábitat, la fragmentación del ecosistema, y el efecto borde[7]. Debido a la existencia de proyectos que venden en bosques nativos, en humedales, al borde de ríos o lagos, llegando incluso a promover la venta en lugares que son considerados prístinos, lo que provoca un daño irreparable. La pérdida de nuestro ecosistema no es un mero deber moral, sino que también una obligación legal que se refleja en nuestro ordenamiento como también en los tratados internacionales que se encuentran vigentes.
3. Aumento de la demanda de agua: Estos asentamientos habitacionales de baja densidad y de grandes extensiones de jardines ornamentales, tales como el pasto, y las piscinas, que aumentan la presión sobre el uso del agua. Los nuevos propietarios, al no contar con el servicio de aguas que existe en el radio urbano, necesitan conseguir el recurso hídrico por medio de fosas, o directamente de los causes de los ríos o lagunas, si es que cuentan con ellas en su proximidad. Este aumento de la demanda provoca que las aguas subterráneas se agoten. Incluso en lugares que no están acostumbrados a estos fenómenos de la sequía, como por ejemplo la región de los Lagos, que este verano entró en una fase de crisis hídrica[8]. Lo anterior se explica, además del cambio climático y la baja en las precipitaciones, a que debido a la perdida de bosque nativo tenemos como resultado menor disponibilidad de agua superficial.[9]
4. Sobrecarga de la vialidad: Al haber una mayor cantidad de personas habitando esos territorios, existiría una mayor cantidad de vehículos circulando por las mismas rutas que no fueron diseñadas para tanta carga, lo que provocaría una saturación de las calles, al no haber planes de ensanchamientos o de nuevos caminos. Tal como se ve en la calle de Chicureo en la comuna de Colina, la carretera 225 que conecta Puerto Varas con Ensenada, o la 199 entre Villarrica y Pucón, las cuales son un ejemplo de esta sobrecarga vial.
5. Ausencia de infraestructura básica: Esta última externalidad aparece como consecuencia lógica ante la inexistencia de planificación territorial. Al no haber un plan territorial, no existirían alcantarillados, ni tratamiento de aguas servidas[10], e incluso en ciertos lugares no contarían con servicio eléctrico tampoco. Mucho menos podemos de hablar de equipamiento urbano como plazas, nuevas calles o mejoramiento de estas, y para qué hablar de centros de salud o de educación. A esto hay que añadirle que generalmente estos predios se ubican por lo general en las comunas más pobres del país, cargando aún más a las municipalidades sus deberes legales.
Estas externalidades afectan directamente nuestra capacidad de resistir efectos adversos del cambio clima. La disminución de suelo agrícola afecta a todo el país que se beneficia con los productos de cada cosecha, y son aún más vulnerables quienes habitan dicho territorio. Ellos ven que cada día las parcelas son más caras, y encuentran menos oportunidades de trabajo en lo que solían hacer, junto con la pérdida de su cultura.
Como si fuera poco, podemos observar que estamos contradiciendo a lo menos 5 de los 17 Objetivos del Desarrollo Sustentable de la ONU (2. Hambre cero, 6. Agua limpia y saneamiento, 11. Ciudades y comunidades sostenibles, 13. Acción por el clima, 15. Vida de ecosistemas terrestres).
Por lo anterior, se entiende la razonabilidad de la medida del Ministerio de Agricultura, que busca proteger al campo como tal, y prevenir las claras infracciones que se cometen, tanto por quienes venden como por quienes compran estos predios. Nuestra legislación debería avanzar a poder tener una planificación territorial moderna, dejando atrás el modelo blanco y negro que nos da la actual regulación de urbano-rural, a una que contenga escalas de grises, donde se pueda desarrollar la sosteniblemente expansión de estos nuevos asentamientos. Si bien es necesario crear nuevos centros urbanos, esto debe ser armonizado con quienes ya viven ahí y en resguardo del medio ambiente.
Por tanto, habrá que tener especial atención en el contexto global que estamos viviendo, donde el cambio climático avanza paulatinamente, la guerra en Ucrania ha aumentado los costos de los alimentos y combustibles, y la inflación, lo que se hace imperativo el cuidado, el respeto y el manejo eficiente de campo.
[1] Generación M, ‘Demanda por compra de terrenos en Chile creció 83% durante el primer semestre’ (2021) https://www.elmostrador.cl/generacion-m/2021/09/13/demanda-por-compra-de-terrenos-en-chile-crecio-83-durante-el-primer-semestre/ [2] María José Gutiérrez, ‘Patagonia en alerta: comunidad se organiza para frenar exceso de loteos’ (2022) https://dfmas.df.cl/df-mas/por-dentro/patagonia-en-alerta-comunidad-se-organiza-para-frenar-exceso-de-loteos [3]Asociación Gremial Agrollanquihue https://agrollanquihue.cl/2018/12/11/80-de-la-superficie-del-pais-es-rural/#:~:text=De%20acuerdo%20a%20la%20metodolog%C3%ADa,OCDE%20esta%20sube%20a%2030%25 [4] INE [5] Este listado no es taxativo, ni se encuentra ordenado por importancia. [6] Heraldo Austral, Estudio: Preocupante retroceso de la frontera agrícola ampliaría desigualdad en territorios rurales https://www.simfruit.cl/preocupante-retroceso-de-la-frontera-agricola-ampliaria-desigualdad-en-territorios-rurales-en-los-lagos/ [7] Sofía Jano, Naturaleza Fragmentada: las consecuencias del boom de las parcelaciones https://laderasur.com/articulo/naturaleza-fragmentada-las-consecuencias-del-boom-de-las-parcelaciones/ [8] Alberto González, Por primera vez en la historia: Región de Los Ríos es declarada como zona de escasez hídrica https://www.biobiochile.cl/especial/aqui-tierra/noticias/2021/11/29/por-primera-vez-en-la-historia-region-de-los-rios-es-declarada-como-zona-de-escasez-hidrica.shtml [9] Fernanda Salinas ‘Bosques, incendios y crisis climática’ https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/columnas/2019/07/18/bosques-incendios-y-crisis-climatica/ [10] Tamara Núñez y Jesús Alberto Yajure, Parcelaciones de terreno: un fenómeno al alza que amenaza los ecosistemas rurales del sur de Chile https://laderasur.com/articulo/parcelaciones-de-terreno-un-fenomeno-al-alza-que-amenaza-los-ecosistemas-rurales-del-sur-de-chile/